Hasta el 12 % de los recién nacidos, pueden nacer con frenillo lingual, con prevalencia en varones; si bien ocurre esporádicamente, existen casos familiares-genéticos.
Se trata de una membrana mucosa, remanente, situada entre la cara inferior de la lengua y el suelo de la boca, que alcanza posiciones cercanas a la punta de la lengua (incluso, puede provocar la lengua en corazón).
Cuando este frenillo interfiere en el movimiento normal de la lengua, se denomina “anquiloglosia”.
¿En qué se manifiesta la anquiloglosia?
En estos casos, se ve limitado el movimiento y la proyección de la lengua, llegando a impedir extenderla más allá de los labios, inclusive.
En infantes, esta limitación puede relacionarse con dificultades durante la lactancia, debido a que el bebe no logra sujetar adecuadamente el pezón al succionar, por lo que las tomas se prolongan.
Por ello, una inadecuada succión, puede presentar irritabilidad durante la lactancia, baja ganancia de peso y provoca en la madre dolor, así como también úlceras, infecciones, sangrado del pezón, mastitis y una menor producción de leche.
En niños también puede generar problemas con la deglución, dificultades en la articulación de la palabra, maloclusiones dentales, mordidas abiertas, entre otros.
Si nota alguna de estas dificultades, no dude en obtener una cita, pues es importante la corrección temprana del frenillo.